Uno de los principales desafíos que debe asumir nuestra Universidad en el próximo trienio es continuar participando activamente en los procesos de comprensión, regulación e implementación de la Educación Superior como un derecho. Para ello, es necesario aceptar que, si bien la Universidad está organizada conforme a unos principios y valores basados en el reconocimiento de los derechos humanos, aún hay mucho más por hacer, por lo que permanecer solo en un plano enunciativo de esta perspectiva que empieza a constituirse y apropiarse en el país, no resuelve las inaceptables brechas que nos caracterizan como sociedad.
Es importante hacer notar que la Universidad, en especial en los últimos años, ya hace parte activa de este proceso, no solo participando en los espacios de discusión normativa, sino sobre todo al diseñar y poner en marcha estrategias y acciones que han reducido los obstáculos para el acceso y están facilitando la inclusión. Sin embargo, se hace necesario continuar monitoreando estas acciones implementadas, en relación con los índices de permanencia y graduación. Del monitoreo de estas, surgirán nuevos elementos que den pautas para decisiones informadas, prudentes y audaces en términos de ampliarlas, ajustarlas o complementarlas, según sea el caso.
Este monitoreo en pro de la permanencia y la graduación, unido a la consideración de la Educación Superior como un derecho que anima, aún más, a continuar eliminando de las barreras de acceso y a la creación de ofertas pertinentes, implica continuar y profundizar los vínculos con la educación precedente como línea de acción insoslayable para fortalecer y facilitar el tránsito a la Universidad. En otras palabras, se trata de revisar la manera en la que la Universidad se hace cargo de la formación de los jóvenes para asegurarles un tránsito e ingreso efectivo a la Universidad. Para lograrlo, es necesario atender puntos críticos como las brechas territoriales y regionales que afectan especialmente a aquellas poblaciones que históricamente han tenido más dificultades para integrarse a la dinámica universitaria que, no sobra enfatizar, está llamada a garantizar las condiciones de equidad e igualdad.
La innovación en las metodologías y la incorporación de la cultura digital, resultan ser aliados importantes para lograr que estudiantes con diferentes condiciones y circunstancias -trabajadores a tiempo parcial o, incluso, completo, cuidadores, habitantes de lugares muy alejados de los centros urbanos-, puedan acceder y permanecer en la Universidad. En ese sentido, favorecer que los profesores tengan espacios para avanzar en estos análisis dará la certeza de que las rutas que se sigan están acompañadas del rigor que nos corresponde. En síntesis, esta propuesta apunta a potenciar lo que significa ser una Universidad regional con impacto nacional que reconoce y acepta mantenerse en sintonía con la tradición que la sostiene, para desde ella, leer los signos de los tiempos y proyectarse en ellos para abanderar un desarrollo social, político y económico en el que la justicia y la libertad sean la meta.
Fortalecer la preparación para el ingreso a la Universidad mediante acciones formativas en los niveles precedentes y de manera particular en el sector rural de nuestro departamento.
Realizar una revisión periódica de la oferta curricular y extracurricular, de tal suerte que el relacionamiento de los estudiantes con la cultura sea lo más rica y diversa posible para lo que resulta impostergable el fortalecimiento de la profesión docente.
Generar ofertas educativas variadas en diferentes modalidades que respondan a los debates actuales sobre una flexibilidad curricular que tenga en cuenta las condiciones diferenciales de la población estudiantil.
Participar de manera activa y crítica en los debates nacionales que apuntan al desarrollo de un Marco Regional de Cualificaciones para fortalecer las competencias y el desarrollo de las habilidades del futuro.
Proponer maneras para acoger la creciente demanda de formaciones cortas que habiliten la práctica o la actualización profesional en ciertas áreas, vinculándolas a la misión universitaria y a sus ofertas académicas.
Reconocer la existencia de herramientas y estrategias híbridas de aprendizaje, flexibles, adaptables que consideren el trabajo colaborativo que acoge lo propio de la era digital.
Fortalecer las prácticas educativas de excelencia e innovadoras que reconozcan las diferencias de los estudiantes y garanticen su permanencia en la Universidad.