El Plan de Desarrollo de la Universidad de Antioquia 2017-2027: Una Universidad innovadora para la transformación de los territorios» concibe el enfoque territorial en el marco de sus funciones misionales, además de la pertinencia de una acreditación multicampus —con la cual gratamente se cuenta hoy—, reconociendo la interacción diferencial en los contextos geográficos y biodiversos en los que participa la institución. Teniendo en cuenta la polisemia del concepto “territorio” en el ámbito académico y político, el Plan concibe la regionalización universitaria desde una perspectiva multiescalar, crítica y reflexiva; más allá de su uso habitual.
La trayectoria y posicionamiento de la Universidad nos obliga a reforzar, con estándares internacionales ajustados a nuestra realidad, nuestro compromiso con la excelencia académica, la innovación educativa, la investigación de vanguardia y la presencia pertinente en los territorios, para formar profesionales con conciencia global comprometidos con el progreso de la sociedad.
El enfoque territorial entiende la relación entre la Universidad y los territorios en doble vía y en diálogo constante con las necesidades y propuestas de la sociedad y las capacidades institucionales, conformando una trama tejida de conocimientos, acciones, prácticas y proyectos en diferentes escalas. El enfoque territorial se deja interrogar por otras visiones políticas, simbólico-culturales, socioeconómicas y ambientales enunciadas desde diferentes territorios e interactúa con ellas en las redes y relaciones específicas Universidad-territorios y entre las propias funciones universitarias. La comprensión crítica de esta geopolítica asimétrica conduce a repensar las estrategias de la Universidad para cada subregión sin reproducir desigualdades en el trabajo intelectual ni la homogenización del conocimiento que pongan en riesgo la pertinencia académica.
Este modelo de regionalización además se articula con la Política de Educación Superior del Gobierno nacional que pretende reducir las brechas de acceso y garantizar la permanencia en la educación superior de los jóvenes, a través de la oferta de programas académicos acorde con las necesidades socioeconómicas de las subregiones, prestando atención y apoyo a población diversa y vulnerable, generando estrategias de movilización de la demanda, con un enfoque intercultural y de identidades de género, lo que permite sin duda mayor ingreso de los jóvenes al sistema educativo. Se busca prestar atención a la comunidad rural mediante alianzas rurales de educación y la unión de esfuerzos entre entidades y actores —IES, ministerios, alcaldías, gobernaciones, empresas, ONG, fundaciones, agencias de Cooperación Internacional, entre otras— que ven en la educación superior rural el motor para el desarrollo de las regiones apartadas de nuestro territorio. Un asunto que también es reconocido por la Agenda Antioquia 2040, la cual define a la educación como pilar de transformación social y lo sustenta sobre cuatro ejes: Equidad educativa para el cierre de brechas, Educación para la paz y para la vida, Educación de calidad e inclusiva y Tecnología e innovación para la educación del futuro; todas articuladas al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
La concepción de la regionalización en esta propuesta reconoce el enfoque de Aprendizaje a lo largo de la vida planteado por la Unesco, el cual busca un cambio paradigmático de ideas de enseñanza y capacitación a ideas de aprendizaje, de instrucción transmisora de conocimiento a aprendizaje para el desarrollo personal, y de adquisición de habilidades especiales al descubrimiento y despliegue de potencial creativo. Este viraje se necesita en todos los niveles de la educación y tipos de oferta educativa, formal, no formal o informal.
La Universidad de Antioquia se compromete a liderar estos desafíos, trabajando en conjunto con actores gubernamentales, privados y de la sociedad civil. La meta es garantizar el acceso equitativo a una educación superior de calidad, promoviendo la inclusión, la diversidad y contribuyendo de manera significativa al desarrollo regional y nacional, y a la protección de la biodiversidad. En este camino, la autonomía universitaria y el diálogo con las diferentes instancias educativas y territoriales son fundamentales para el logro de una educación que responda a las necesidades cambiantes de la sociedad.